En Lindau, una pequeña ciudad en la frontera sur de Alemania, asesoré durante años a una familia de campesinos que estaba realmente consternada porque Robert, su hijo, padecía un severo autismo. En esa ciudad se llevó a cabo en 1981 un congreso de los ganadores de Premios Nobel, en el cual el profesor Niko Tinberger, de Oxford, dió un discurso sobre el método de contención desarrollado por Martha Welch en Nueva York. Los padres de Robert leyeron en el periódico regional que dicha terapia se aplica con éxito, particularmente en los casos de autismo.
Temerosos de que yo los disuadiera de emplear ese método, sin informarme se dirigieron directemente a Niko Tinbergen y a su esposa. Fue así como se llevó a cabo la primera terapia de contención en el continente europeo sin mi conocimiento. Cuando unos días más tarde me enteré, me irritó que lo hubieran hecho a escondidas, pero quedé maravillada del enorme éxito obtenido con Robert, cuya calidez en el contacto con su madre era mayor en comparación con lo que yo había logrado con gran esfuerzo.
En aquel momento no podía explicarme científicamente por qué un fuerte abrazo resulta tan eficaz pese a la pánica resistencia del niño, sin embargo, en esa época de reflexión, la lógica de mi corazón me esclareció. En una ocasión me enfurecí con mi esposo y quise echarlo de la cocina, pero él no permitió que lo ahuyentara, sino que me giró hacia él y me abrazó; así, cara a cara, corazón con corazón, únicamente manifestó que no me soltaría hasta que la rabia entre nosotros hubiera pasado y que nuestro amor fluyera nuevamente.
Actuó contra mi deseo y a pesar de mi resistencia.
Sin embargo, sentí que me amaba y que no renunciaría a mí ni siquiera estando enojada.
Todo ser humano necesita esa experiencia de amor incondicional y no exclusivamente el autista".
(Del libro "El Abrazo que lleva al Amor" de Laura Rincón Gallardo).
Temerosos de que yo los disuadiera de emplear ese método, sin informarme se dirigieron directemente a Niko Tinbergen y a su esposa. Fue así como se llevó a cabo la primera terapia de contención en el continente europeo sin mi conocimiento. Cuando unos días más tarde me enteré, me irritó que lo hubieran hecho a escondidas, pero quedé maravillada del enorme éxito obtenido con Robert, cuya calidez en el contacto con su madre era mayor en comparación con lo que yo había logrado con gran esfuerzo.
En aquel momento no podía explicarme científicamente por qué un fuerte abrazo resulta tan eficaz pese a la pánica resistencia del niño, sin embargo, en esa época de reflexión, la lógica de mi corazón me esclareció. En una ocasión me enfurecí con mi esposo y quise echarlo de la cocina, pero él no permitió que lo ahuyentara, sino que me giró hacia él y me abrazó; así, cara a cara, corazón con corazón, únicamente manifestó que no me soltaría hasta que la rabia entre nosotros hubiera pasado y que nuestro amor fluyera nuevamente.
Actuó contra mi deseo y a pesar de mi resistencia.
Sin embargo, sentí que me amaba y que no renunciaría a mí ni siquiera estando enojada.
Todo ser humano necesita esa experiencia de amor incondicional y no exclusivamente el autista".
(Del libro "El Abrazo que lleva al Amor" de Laura Rincón Gallardo).
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