lunes, 28 de julio de 2014

El valor de la palabra.

Las palabras tienen poder.  Encienden fuerzas espirituales que influyen en los eventos y circunstancias de nuestras vidas.

Es fácil descartar y no tomar en consideración el poder y la influencia de la palabra hablada, junto con la responsabilidad que la acompaña.  Las palabras encierran verdades ocultas a la mente racional.

Difamar a una persona inflige daño físico y espiritual a la víctima, y también a la persona que pronuncia  las palabras difamatorias.
Las palabras pueden herir a otros, pero también pueden impreganarnos con bendiciones y transformar nuestra realidad.

Nuestras palabras emergen de nuestro ego o de la Luz. Cuando permitimos que la Luz hable en nuestro nombre, nuestro discurso llena a otros de esperanza, bendiciones, amor e inspiración.

Silenciemos nuestro ego.  Pulsemos el botón del silencio, ahora invoquemos la Luz para que hable en nuestro nombre, en todas las ocasiones, de manera que cada palabra eleve nuestra alma y toda la existencia.



(Los 72 nombres de Dios de Yehuda Berg).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario