Cuaresma significa "cuarenta" y se aplica a
los 40 días de intensa preparación a la fiesta de Pascua. Inicia el Miércoles de Ceniza y finaliza el Domingo de Ramos.
Jesús se retiró durante 40 días. Moisés aguardó 40 días antes de subir al Sinaí. Elías caminó durante 40 días hacia el Horeb. Y la marcha de los judíos por el desierto duró 40 años. Como vemos, "40" es un número simbólico que expresa víspera, "preparación" intensa para la Pascua.
En los primeros tiempos, la Cuaresma era un período de
preparación intensiva al Bautismo, que se celebra en la noche de Pascua. El ser
bautizado exige una coherencia y un cambio de mentalidad.
Es un tiempo de conversión, convertirse significa
volver, cambiar, corregir el camino, renovarse.
Pasar del “hombre viejo” al “hombre nuevo”, que es vivir en Cristo. Entonces, si no hay cambio, no hay Cuaresma. Cuaresma es cambiar de vida, cambiar el
corazón.
El ayuno, muy practicado en este período, para muchos
es la abstinencia de comer carne, especialmente los Viernes. El ayuno y la abstinencia son "signos de
conversión", no son "la conversión".
El ayuno es signo de que tú quieres "ayunar de
pecados", prefieres el pan de la Palabra, frenas el consumismo, quieres
compartir lo tuyo.
La abstinencia es signo de que tú quieres abstenerte
del pecado, te "mantienes en forma" por dentro.
La Cuaresma es un camino para cambiar el corazón. Es un tiempo de renovación. Hoy en día se confía demasiado en la razón, necesitamos cambiar de vida y poner
en cuarentena el corazón.
Durante esta Cuaresma te invito a pariticipar de una
ruta que nos puede servir de guía para abrir nuestro corazón, renovarnos y ser
el Cristo en acción.
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