Desde hace muchos años, el mes de Abril ha marcado ser muy especial para mi, pues sucesos personales de vida y muerte han acontecido durante el signo de Aries, signo de los inicios en el calendario astrológico.
Este año 2014, un año propicio para los cambios, no es la excepción. En la víspera de la madrugada del 15 de Abril, la Luna Roja o la Luna de Sangre, su influjo me regaló la oportunidad de compartir con amigas magas muy queridas y especiales.
En ese compartir, disfrutando y degustando el alimento preparado por la gran madre, nos abrimos a explorar lo nuevo, lo desconocido, y como siempre sucede cuando damos ese paso, cada una recibimos un mensaje personal, y como todos somos Uno, lo comparto con uds.
Recibí una invitación a la la magia de la transformación, de dejar y soltar lo viejo para abrir espacio hacia lo nuevo, teniendo en cuenta y revisando nuestras relaciones, con la mirada hacia dentro de nosotros mismos sin presiones, conéctandonos con lo más alto, siempre a través del amor. En esa apertura, descubrimos que la vida está preñada de infinitos regalos, que iremos creando y dando a luz, a medida que, como buenos discípulos, vemos en cada acontecimiento a nuestros mejores y grandes maestros.
Recordé el ciclo natural de la vida: vida-muerte-vida, permitir que algo en nosotros muera, para darle paso a nuevas y mejores cosas en nosotros, en nuestras vidas y nuestro entorno, sabiendo que somos sostenidos por la fuerza más grande y poderosa de la creación, el amor que sobrepasa todo entendimiento humano.
Así entregué a esta gran Luna, todos mis apegos, miedos y resistencias que me impiden dar el paso de avance a mi evolución espiritual.
Gracias Padre Sol, gracias Madre Tierra, gracias Abuela Luna. |
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