viernes, 18 de abril de 2014

Una mirada a nuestro interior.

Para que cualquier cosecha sea exitosa, las semillas, el abono y el riego juegan un papel importante.  Así lo ilustra un cuento zen sobre la complejidad del crecimiento del bambú japonés: siembras sus semillas, las abonas y riegas constantemente.

Al cabo de los primeros siete años ves que no pasa nada con las semillas que sembraste, hasta pensarías que eran semillas infértiles.  Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de seis semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros.

Entonces, tardó sólo seis semanas crecer?  No, tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.  Primero generó un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener luego de siete años.

Es así como este cuento, muestra el error de muchas personas que tratan de alcanzar triunfos apresurados, sin entender que el éxito es el resultado del crecimiento interno, y que éste, requiere tiempo.

Quizás, como resultado de la impaciencia, aquellos quienes aspiran a resultados a corto plazo, abandonan justo cuando estaban a punto de alcanzar la meta.  Crecer supone salir de nuestra zona de confort y trascender nuestros límites. El principal obstáculo que nos impide "crecer" es el miedo, miedo de romper con la identidad que nos ha impuesto la familia, la sociedad, la cultura, que nos desconectó de nuestra misión que está en consonancia con el Universo.


Crecemos cuando alguien nos muestra que algo es posible y nos permitimos acceder a esa nueva frontera.

"Para alcanzar tu ser real, cesa de crecer donde no eres".  Alejandro Jodorowsky.



(Tomado de Pano Sin fin).

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