Sabio no es quien sabe mucho, es quien comprende mucho, quien ha visto
su propia realidad y, al verla, toma consciencia del Universo, de su belleza y
su inteligencia. Sabio es el que ha
divisado la sabiduría de la existencia, no es instruído, pero sí absolutamente
inocente. Percibe todo como unidad.
Según vayas transformándote en un testigo,
según vayas siendo consciente, sencillamente llegarás a saber que tu no eres el
cuerpo, ni la mente, ni siquiera el corazón. Unicamente eres un observador, distinto de todo lo que te rodea. El cuerpo es el límite más externo, la mente
está un poco más adentro, el corazón aún más en el interior, pero en tu más
profunda esencia, solamente eres consciencia.
Conociéndolo, te desapegas de tu propio
cuerpo, de tu mente, de tu corazón. Ese
desprendimiento te aporta dominio. Cuida
tu cuerpo porque es un instrumento maravilloso, un gran regalo de la existencia,
ahora sabes que es sólo la casa en la que vives. Igual que cuidas tu casa, cuida tu cuerpo, él
es el templo.
Osho
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