En el sistema familiar el hombre y la mujer deben estar muy cerca uno del otro, frente a ellos sus hijos. En el grupo de hermanos deben colocarse siguiendo el orden de su nacimiento: el primero, en primer lugar, a su lado el segundo, el tercero, etc., sin importar sexo, inteligencia o discapacidad, tampoco si viven o han muerto.
Para salir adelante en la vida, necesitamos usar nuestras dos piernas, si sólo usamos una, vamos dando saltos o cojeando y así no se llega muy lejos.
Ambas piernas simbolizan al padre y a la madre, en línea ascendente, el ser humano tiene dos mitades, la mitad derecha la llena el padre, y la mitad izquierda la llena la madre para la vida.
En consulta, se puede ver frecuentemente y con mucha claridad, que después de un divorcio, o en casos donde las madres se ven forzadas a criar al hijo sin el padre, pareciera como si a la madre se le olvidara que ese hijo fue engendrado, y existe, no solo gracias a ella sino también gracias a un padre, y muy probable, en una noche de amor.
Frecuentemente sucede que la madre tiene hacia ese padre sentimientos de rabia, tristeza, decepción, resentimiento, etc. en este caso, le transmitirá al hijo dichos sentimientos hablándole mal del papá o criticándole frente al hijo, lo cual lo lastima profundamente, pues la madre le está haciendo sentir:
- "No lo ames, no vale la pena".
- "La mitad que tienes de él no me gusta, la rechazo".
- "Por favor nunca vayas a ser como él".
Qué pasa con esto? El corazón del niño no puede tener paz si su propia madre o la familia de ésta excluye a su padre, entonces el niño crece con una profunda añoranza y anhelo por su padre.
Los niños necesitan a ambos padres, y en el caso de un padre ausente, la madre deberá encargarse de hacerlo presente. La mejor manera es hablándoles solo lo positivo de él y de su familia, pues la mitad que el niño tiene de su padre provienen de dicha familia como los rasgos físicos, la genética, la historia, origen, lealtades, etc.
La madre debe promover el acceso y la relación al padre y a su familia, independientemente de los sentimientos guardados hacia él, de esta manera, los hijos podrán darse cuenta por sí mismos, de las diferencias entre los padres y sus familias, podrán elegir el modelo que imitarán para estructurar su propia identidad.
Si la madre favorece esto, entonces los hijos no guardarán rencor hacia ella. Puede decir: "Querido hijo, este es tu padre, yo lo escogí, ahora honro tu destino y te permito que seas como él, te dejo el camino libre para que lo descubras y lo conozcas como es, así como a su familia que es también la tuya, y no a través de mi imagen de ellos".
De esta manera, es muy probable que sucedan cosas buenas, pues la relación de pareja es totalmente diferente a la relación de un padre con su hijo o hija. Y la familia paterna le darán fuerza al niño si éste los integra y les da un buen lugar en su corazón.
Si el padre ha creado otra familia, el hijo podrá también adquirir la fuerza al asentir y reconocer a sus nuevos hermanos.
Cuando es la madre quien ha creado otra familia, ella deberá permitir que el hijo conserve el apellido de su padre biológico, así como incluir lo más arriba mencionado, sólo así, podrá amar libremente al nuevo "padre".
En caso contrario, el hijo representará al padre excluído en la nueva familia de la madre. Estos niños suelen tener trastornos de conducta o una variedad de síntomas psicológicos.
A través de la integración de las Constelaciones Familiares y la Terapia de Contención, es posible ordenar emocionalmente el sistema familiar y que la persona sane su trastorno de vinculación que le ha obstaculizado el libre fluir del amor, lo que repercutirá en su familia, salud, áreas laboral y social, así como en su entorno en general.
"Al conocer y sanar nuestro dolor podemos encontrar la paz".
Laura Rincón Gallardo, autora del libro "De dónde viene mi dolor?"
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