Edmund Hillary pudo haber alcanzado la cima
del Everest en un helicóptero, habría sido más fácil, pero intentó la vía
difícil. Y escribe: “Nunca he conocido dicha semejante, cuando
alcancé la cima estaba completamente a solas, el primer hombre en el Everest”. Nadie había visto el cielo desde ese punto,
nadie había visto el mundo desde ese lugar.
Era puro éxtasis.
Y tú, has intentado escalar la cima de una
montaña? Es duro, transpiras, la
respiración se hace difícil, te cansas,
y cuando alcanzas la soleada cima y te tumbas sobre la hierba, qué relajación y
qué alegría invaden tu ser! El silencio
de la cumbre y lo arduo de la escalada… lo has conseguido y qué satisfacción
haberlo alcanzado. Podría haberte
soltado un helicóptero, pero entonces, no habrías tenido esa felicidad, habría
sido una comodidad.
La vida es básicamente insegura, solamente la muerte es segura. La vida es una aventura imprevisible, por eso
uno tiene que vivirla arduamente. Las
personas que quieren vivir con seguridad mueren antes de fallecer, y las personas
que viven sin peligro alguno, no viven en absoluto.
La vida significa peligro, riesgo, ir siempre
de lo conocido a lo desconocido, de una cumbre a otra, siempre coronando cimas
que no han sido escaladas antes, siempre surcando los desconocidos mares sin
mapas, sin guías. Viviendo
peligrosamente uno llega a la integración.
Viviendo una vida de inseguridad uno atraviesa el fuego y se convierte
en oro puro.
La vida es alegría, sólo cuando la vives en
crudo, cuando la vives en su estado salvaje, cuando la vives natural y espontáneamente. Las dificultades y los peligros son parte de
la vida y sin ellos no seria vida en absoluto.
La única forma de llegar a ser dueño de uno mismo es entrando en lo
desconocido sin miedo, o a pesar de todos los temores.
Buda dice: Es dulce vivir arduamente.
Osho
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