Es fácil ver las faltas de los demás, nos
gusta ver las faltas de los demás porque eso ayuda a nuestro ego y lo
refuerza. Es muy difícil ver las faltas
de uno mismo, únicamente el que se ama a sí mismo puede verlas.
Obsérvate a ti mismo, quién eres, dónde estás,
cuáles son tus faltas. El milagro es que
al ver la falta por tu propia observación se disuelve, es suficiente con darse
cuenta de ello, comienza a fundirse como el hielo bajo el sol.
Pero es muy difícil ver las faltas propias
porque nunca te miras a ti mismo, estás constantemente en lo externo mirando a
los demás.
Uno tiene que aprender a mirarse a sí mismo
con los ojos cerrados, a observar en silencio.
Pero no lleves a priori prejucio alguno, no lleves esa idea contigo, o
de lo contrario, eso será lo que encuentres porque el pensamiento es muy
inventivo. Deja a un lado todo lo que
hayan dicho sobre ti. Recuerda que
excepto que lo que sepas por autoridad propia, no tiene valor, no tiene
significado, asi pues, marcha sin prejuicio alguno, a favor ni en contra.
Si amas y sabes cómo observar te encontrarás con el fenómeno más
misterioso: ver una falta es
disolverla. Este es el mayor secreto de
Buda: saber que estas haciendo algo mal es suficiente, nunca más puedes volver
a hacerlo.
Osho
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